Y la mandíbula se me movía involuntariamente, haciendo un sonido repetitivo mientras me titiritaban los dientes...
Y las hojas se quedaban quietas y pasmadas como si el tiempo se hubiera detenido para siempre...
Y había copos volando por todas partes... como bolitas de algodón que iban hechizando todo el parque...
Y el Invierno, muy a su modo se despedía...
¡Qué alegría que ya es primavera!