20080919

19 septiembre 1985



7.10 am Beso en la frente de mamá
7.11 am Cargar lonchera, mochila y despedirse del gato
7.12 am Subir al coche con mi hermana y papá
7.13 am Decimos adios por la venta y sonreímos
7.15 am Pasamos enfrente de casa de la abuela y la imaginamos dormida
7.19 am El coche empieza a moverse sin control
7.19 am Vemos por la ventana que el piso se convierte en gelatina y nos sacude como migajitas
7.20 am Preguntamos a papá ¿qué pasa?
7.20 am Es un temblor - tranquilas - no pasa nada....
7.40 am Nos despedimos de papá y recibimos otro beso en la frente
7.41 am Entramos a la escuela

... Y después de ese conteo, México ya no volvió a ser igual

Las noticias empezaron a llegar, al principio como un pequeño rumorcito,
después no paraban de llegar y no fue posible detenerlas hasta muchos meses después.

No. Gracias a Dios, yo no perdí ni familiares ni amigos
No. Yo estaba lo suficientemente chica como para tener escusa de no ir a ayudar a las zonas en derrumbe
No. Yo no tuve que ceder ninguna de mis comodidades

A mi sólo me tocó ver como un testigo infantil, cómo se pinta la tragedia en el rostro y cómo se queda grabada para toda la vida.

Yo salí disparada a la calle al día siguiente, cuando una réplica del temblor despertó el terror latente que vivían las personas. Aún las que, como yo, no lo habían sufrido, teníamos el miedo en la cara.

Yo compartí mi cuarto una semana con amigas que vivían en edificio y no quisieron regresar a su quinto piso. Para mí, resultaba un plan genial, pero estuvimos en vela toda la noche, pensando si se movería de nuevo el mundo. "no tengas miedo" - le dije, pensando que la tranquilizaba, y ella me dijo "no tienes idea lo que es ver a tus padres con miedo"

Yo compartí mi escuela con el grupo de daminificados que llegaron a dormir en ella.
Lleve equipo de medicina y comida enlatada y pensaba ¿qué pasará después?, cuando nosotros no les demos ayuda, ¿quién se las dará? . No tenía idea.

Yo dejé de ir a la escuela 2 semanas.

Yo perdí a aquel profesor que me hizo amar el sonido del piano, mientras nos enseñaba a cantar canciones estúpidas. Él estaba bien, pero al parecer perdió un familiar y su corazón no se repuso. La monja nos dijo "no se imaginan lo que su profesor está pasando ahora".

Yo vi a mi papá salir por las tardes a ayudar en el centro médico y lo vi regresar con el rostro pálido todas las tardes. Sus risas dejaron de escucharse dos semanas y a pesar de la insistencia de mi hermano, no lo dejó ir a ayudar.... "no tienes idea lo que verás allá.." fue su modo de intentar disuadirlo.

Yo escuchaba las noticias todos los días y se me arrugaba el corazón con imágenes y testimonios.

Nos quedamos sin agua 24 horas, sin luz una semana, sin teléfono un mes.

Yo escuché a mis tios llorar del otro lado del teléfono, cuando después de 6 días pudieron tener contacto con mi mamá desde Europa. Y los vi abrazarse a mi abuela y romper en llanto una semana después... "no tienes idea las imágenes que llegan a Italia", fue lo que me dijeron.

Yo tuve una amiga en la universidad que estuvo atrapada en el temblor por 8 horas. Yo me salía del cine con ella cuando le daban sus ataques de claustrofobia y tomaba su mano los septiembres... "no tienes idea de lo que fue.." , me repetía ella en esos días.

Muchos cambios hubo, mucho tiempo pasó y la vida siguió avanzando.

En efecto, yo no tengo idea lo que sufrió la gente, no imagino lo que vivieron, no dimensiono el dolor ni las cicatrices que se quedaron, yo no sé lo que pasaron...

Y sin embargo lo viví,
Y aún así, la vida no volvió a ser igual.

6 comments:

Gio Yakún said...

Excelente narración. Me ha enchinado la piel al despertar recuerdos que tenía por completo enterrados.

Fue otro México. Y por un instante en las calles y entre la gente se sentía también una mezcla extraña. No sólo había miedo, también había una extraña esperanza generalizada. Una especie de sensación fraterna extendida. Recuerdo infinidad de anécdotas de gente en las noches que salía a repartir café y galletas a todos los voluntarios que seguían en las noches ayudando en derrumbes, en hospitales, en las calles.

Se pudo ver la tragedia, pero también por un momento, por unos días, nos sentimos unidos, capaces de ayudar a otros y recibir ayuda. Sentimos un México que hoy hace mucha, mucha falta...

Gio.

Anonymous said...

Interesante relato. Yo tampoco creo que la vida siga igual después de una cosa así.

Un saludo

Anonymous said...

Aquel otoño fue muy triste, primero el terremoto de México y luego la erupción del Nevado del Ruiz (Colombia). Esas imágenes se quedaron en mi memoria marcadas. Todos esos edificios derruidos o medio derruidos...
Afortunadamente la ciudad remontó, a lo mejor era un pensamiento infantil, pero yo lo ví imposible.

P.D: vocabulario mexicano que aprendí hoy, lonchera. ;-)

Loris Lane said...

Gio, es cierto!!! el ambiente que se percibía de solidaridad, fue tan "discreto" que imperceptiblemnte desapareciò sin que lo notáramos.

Bardina, al final todos tenemos nuestras historias y nos van marcando diferente... quizàs es parte de madurar.

Rafa... me sorprende que lo recuerdes!!! siendo pequeño y estando lejos, pensarìa que estas historias te eran irrelevantes... Yo te confieso que lo de Colombia, lo supe uno o dos años después... En ese septiembre había demasiado a nuestro alrededor como para poner atención a algo más...

Irantzu said...

Chile es país de temblores, y personalmente vivo esperando uno, porque cada unos 20-30 años nos toca, y el último fue tb el 85...
Lo único que pido es que sea de noche, o al menos que me encuentre con mi hijo cerca...
Uf, mejor no imaginárselo, aunque por otro lado, pasa eso que te digo: que Chile es así, inevitable!
Terrible lo del terremoto allá, una amiga mexicana que lo vivió me lo comentó más de una vez... traumático.

Anonymous said...

Una de las peores situaciones que vivimos fué darnos cuenta de que muchas tragedias se hubieran podido evitar con un poco de sentido común... Los códigos de construcción en la ciudad de méxico eran obsoletos y la corrupción se burlaba de ellos, los vecinos hacían y deshacían dentro de los propios edificios... Para mí, saber que muchos edificios no cumplían con los mínimos requisitos de seguridad fué tremendo. Nunca es una sola cosa la que golpea a las sociedades, siempre es una combinación de naturaleza con indiferencia. Ojalá y aprendamos!